La
música es sin duda una practica fundamental en numerosas culturas en todo el
mundo, en los capítulos anteriores hemos recorrido el mundo tan extenso que la
música abarca, el cual el hombre se ha expresado a través de ella, no solo
porque es bella o no, sino por que tiene algo más que decir. La música como
parte de la cultura se convierte en algo que satisface e incomoda, eso que no
esta dicho del todo y que parte de ello es aquello que sustituye a la palabra,
esto quiere decir que la música podría ser un síntoma que refleja cierta
cultura, ya sean por sus costumbres, formas de pensar u otras causas.
Uno
de los casos de Freud donde se menciona a la música es el de la fobia del
pequeño Hans (Herbert Graf), la fobia permanece de cierta manera como algo que
lo incomoda, esto que lo hace sentirse mal, se pudiese ver como un ruido que va tomando sentido por medio
de significantes y cadenas de ellos para luego convertirse en todo un discurso
musical en el cual Hans “se convierte en músico y la música le permite
sonorizar por medio de notas el significante, sin recurrir a la palabra”[1]. Hans
sin saberlo, -de niño- va creciendo con este malestar y va encontrando darle un
sentido a ello que en su infancia
tuvo un significado que no pudo comprender, “Interesante coincidencia el caso
Hans en Freud es un sendero de fantasías y encontrar que dedicó su vida a la
música, remite inevitablemente desde Freud al vínculo fantasía-arte”[2].Con lo
anterior, podemos ver que, un síntoma puede desencadenar la creatividad, o
mejor dicho, sublimarse para convertirlo en
no palabras como sonidos-significantes que se representan por medio de la
música y por supuesto la subjetividad de cada sujeto sujetado a sus propias
cadenas significantes, donde cada uno frente a su falta producirá obras
musicales que en muchos de los casos pueden llegar a ser obras maestras, como
en los casos de los grandes compositores a lo largo de la historia de la
música. El padre de Hans, Max Graf tiene también algo que ver con el destino de
la subjetividad del hijo, el padre fue escritor y musicólogo de la academia de
música, además de ser amigo de Freud. Aunque Max Graf no tuvo una gran
participación destacada dentro del psicoanálisis, su hijo Herbert Graf con el
seudónimo “Juanito” quien con su fobia a los caballos aportó en gran parte a
las investigaciones sobre la teoría psicoanalítica.
Otro
de los casos de Freud con relación a la música fue la del compositor Gustav
Mahler, este compositor solicitó una cita con Freud que estaba de vacaciones en
Holanda, después de varias anulaciones y actos fallidos, esa entrevista tuvo
lugar en Leyden, el 26 de agosto de 1910: el "análisis" de Mahler
duró cuatro horas, el tiempo de una larga caminata por las calles de la ciudad[3]. Sea lo
que haya escuchado Freud, fue sin duda para Mahler un alivio poder en primer
lugar ser recibido y por otra el ser escuchado, esto dio como resultado que
Mahler compusiera su décima sinfonía. Se sabe que antes a la cita con Freud,
Mahler y su vida no andaba nada bien, primero porque desde su infancia vio como iban muriendo sus
hermanas una a una, ya de adulto, soporto la muerte de una hermana con tumor
cerebral y otro hermano que se suicidó, más adelante muere su hija Maria Anne
en 1907 a causa de difteria y escarlatina. El mismo Graf mencionó que “un día
antes de la muerte de Mahler, el 17 de mayo de 1911, en la reunión de los
miércoles en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, Max Graf comentó que la
ambición de Mahler fue un rasgo de su genialidad, en función de su enuresis de
los 9 años de edad”[4].
A la madre de Freud le gustaba la música o al parecer era aficionada de ella,
un día, la música perturbó al estudiante Freud, pidió que se retirara le piano
que era tocado por su hermana, pero esto no quiere decir que lo que lo
perturbara no fuese atractiva o seductora, “Kohut supuso que Freud evitó la
sensación musical para que predominase la racionalidad”[5]. Pese a
esto, Freud tanto escuchó hablar de la música por sus pacientes como en la que
asistió a algunas óperas, su médico personal de los últimos años comento: “Es
bastante curioso que a Freud, que no era en absoluto amante de la música, le
gustaran las óperas de Mozart, especialmente la de Don Juan”[6], con
esto queda claro que el entorno social tenía que ver con la música y por tanto
con el mundo en torno a Freud. Ciertamente existieron testimonios que a que
Freud no le gustaba la música e incluso la repudiaba, pero en muchos otros
documentos nos dicen lo contrario, “El testimonio de que a Freud no le fascinó
la música, de que era a-musical ha prevalecido. Es evidente que le gustó la
ópera, el texto literario del drama. En base a documentos se descubre el
sentido musical de Freud”[7].
Por
otra parte, es interesante ver como la música ha estado presente en el mito de
Edipo, base fundamental del psicoanálisis. La música en la historia del hombre
ha estado presente desde antes de los griegos, sin embargo y creo vale la pena
mencionar, es la que se ha escrito y representado simbólicamente por medio de
signos y símbolos conocidos hoy día como partituras. Algunas obras respecto a
Edipo las encontramos en: Música de escena para el drama Oedipus de Drydende
Louis Grabu(1678), Música de escena para el Edipo Rey de Sófocles (1679) de
Henry Purcell, Ópera Oedipe à Colone (1786) de Antonio Sacchini, Música de
escena para Edipo a Colono [1817] de Gioacchino Rossini, u otras más cercanas
como la de Ópera Edipo re, en un acto (1920) de Ruggero Leoncavallo y Opera
oratorio Oedipus Rex en dos actos (1927) de Igor Stravinsky. Es llamativo saber
que la obra de Sófocles la hayan utilizado por generaciones y que conciernen a
la estirpe del Edipo para crear obras musicales, lo que nos hace pensar que la
música ha sido una necesidad cultural que nutre a una sociedad. Platón en la
República considera que el primer paso para combatir el caos de la civilización
es haciendo que "la música y el ritmo sigan el discurso", que no se
separen, que no se independicen de las palabras.
[1] Ornelas, Cristal. El
caso Hans desde Freud y Lacan. Revista Carta Psicoanalítica Número 8. Marzo
de 2006.
[2] Ibídem
[3] Roudinesco, Elisabeth y Plon, Michel. Diccionario de Psicoanálisis, Paidós.
[4] Delahanty, Guillermo. Visión del mundo de Freud a Mahler. Arechonta, Revista elect. Nº 18
Diciembre 2003.
[5] Guillermo Delahanty. Arechonta Revista de Psicoanálisis
y Cultura Número 18 - Diciembre 2003.
[6] Parrés, José. Freud
y la ópera. FCE. 1985 p.58.
[7] Roudinesco E. Diccionario de psicoanálisis. Paidós.
2 comentarios:
Muy interesante texto, es un tema que investigo desde hace mucho tiempo, específicamente me interesa el soporte material del lenguaje, que tiene que ver con lo que Lacan llama lalangue. La música, la resonancia de las palabras atraviesan nuestros cuerpos y somos efecto de ello.
Seguiré leyendo...
Mientras más leo sobre Freud más lo repudio, como si la única causa del malestar en un niño fueran conflictos pasados y no actuales, o malestares psicologicos y no físicos, realmente Freud vale más como filosofo que como psicólogo.
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